Trauma y Conquista

Bernadette
bernadette.life
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5 min readSep 16, 2021

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Colón fue un genocida, violador, pedófilo y traficante de personas al que se le adjudica el descubrimiento de una continente que ya estaba habitado (así que no descubrió nada) y que gracias a que pueblos del continente americano mantenían relaciones comerciales con otros pueblos que eran muy conscientes de su existencia Colón tuvo información para llegar a él.

Digamos que hizo trampa en el examen y llevó su acordeón a un viaje beneficiándose de la exploración de otros sin darles crédito. Google es tu amigo si te interesa aprender más y deshacerte de las taras intelectuales de las que te adoctrinaron en la escuela.

Colón, Cortés y otros europeos que vinieron a este continente buscando fama y fortuna estaban motivados por una cosa muy simple: trauma. Fueron gente que en su continente era oprimida y vejada, limitada para acceder un nivel de vida aceptable de tal manera que prefirieron jugarse la vida en tierras desconocidas.

Como salieron de sus tierras sin ninguna integración del trauma de la opresión de muchísimos de sus ancestros, llegaron al continente americano a replicar dicho trauma, aquella opresión de la que ellos huían.

Los europeos que conquistaron no fueron ni más listos ni más preparados tecnológicamente, simplemente cargaban una mayor cantidad de trauma transgeneracional no resuelto y eso los hacía más llenos de miedo, más enfocados en crear herramientas de sometimiento y más dispuestos a vejar a otros de la misma manera en que ellos fueron vejados.

Uno de sus mayores motivaciones fue el sentimiento de inferioridad y de nunca sentirse a salvo ni suficiente como persona. Eso derivó en perder el reflejo de saciedad y dio a luz a su sed de conquista y rapiña.

Ese proceso no fue corto, tomó milenios de guerras, inestabilidad y violencia a gran escala que no tiene parangón en otros continentes. Para dar un ejemplo, los Romanos fueron un grupo de gente cuyo ethos se basaba en raptar y violar mujeres, y la conquista y defensa brutal de la propiedad privada al punto de ejecutar a gente de tu propia sangre (ver El rapto de las Sabinas y el mito de Rómulo y Remo).

Los Romanos no fueron los primeros en tener un linaje completamente sustentado en la expresión y propagación de un trauma severo ya que elementos de ese tipo de degradación se encuentran en el medio oriente, en la India; prácticamente en todas las culturas jerarquizadas. Sin embargo, los Romanos fueron uno de los grupos más exitosos en la propagación de esa enfermedad mental y emocional, además de que adquirieron de manera acelerada elementos de otras culturas que fomentaron e incrementaron dicho trauma; por ejemplo la religión católica.

La gente de la península Ibérica muy pronto se vio rebasada y la cultura que conectaba a la tierra con su gente y la balanceaba se perdió para dar paso a la demencia de un imperio que se consolidó con Castilla y la expulsión de los Moros.

Para ese entonces, ya los Germanos y sus herederos habían sido infectados por el virus de la inseguridad y la inferioridad y se habían abierto paso para continuar la devastación cultural de las Islas Británicas o para tomar las altas jerarquías de otras naciones vía migraciones y conquistas. Los descendientes de los Germanos cosecharon mucho de lo que sembraron los Romanos y procedieron a la refinación de la devastación y el consumo de otras tierras, extendiendo su trauma en todos los continentes.

Cuando se ve desde esta perspectiva de propagación de trauma, se puede deducir que esa propagación es una petición velada de ayuda. Alguien tan traumatizado y tan violento desea liberarse de lo que le aqueja pero no tiene las herramientas ni para pedir ayuda ni para solventar su situación así que su enfermedad lo empuja a causar el mismo dolor con la esperanza de que su pena le sea al menos ligeramente aliviada o completamente solucionada sin tenerse que hacer cargo de ella.

Si bien en el continente americano había imperios y culturas guerreras, nada de lo que pasó aquí se asemeja al nivel de violencia inusitada que se presenció por largo tiempo en Europa. Por eso es que nuestros ancestros no estaban preparados para detectar y medir el nivel de trauma de los invasores y ni su velada petición de ayuda.

Actualmente la situación no ha mejorado, al contrario, la invasión europea propagó su trauma de tal modo que hemos entrado en compulsión de bebernoslo y digerirlo por ellos. Los ríos y bosques de Europa se limpian mientras que los de los países conquistados se devastan. Se curan en salud arguyendo una cultura superior sin admitir el daño que su existencia origina.

A eso se le auna las culturas modernas, como la estadounidense, que tomaron esas heridas y estadíos de trauma proveyentes de europa y los intensificaron para dar paso al imperialismo y la dominación cultural a expensas de más genocidio y esclavización de locales y extranjeros.

Ha llegado a tal grado la devastación interna que ricas culturas como la de China ahora produce multitud de gente que viaja a otros lugares para copiar ideas y replicarlas de manera barata. ¡Qué cantidad de dolor te tienes que tragar para abandonar tu creatividad y dedicarte a consumir y robar la de otros, especialmente cuando sabes que tu gente, tus ancestros poseían una creatividad inaudita!

Sin embargo, aunque la propagación de este trauma otorga muchos privilegios a la gente de los escalones superiores en la cultura dominante, no disuelve su inseguridad ni su sentido de inferioridad ni aprovecha todo lo que las conquistas han consumido.

Quinientos años después de que los europeos se maravillaran ante la vista de Tenochtitlan, ciudad de canales sin contaminación y con agricultura sustentable, un holandés trataba de impresionarme con el hecho de que los Países Bajos le habían “robado tierra” al mar. Yo le dije que los Mexicas habían hecho lo mismo hace mucho tiempo, así que no me parecía asombroso. Justo ahora pienso, no sólo los Mexicas crearon tierra en medio de un lago, la hicieron fértil y placentera, a diferencia de los canales de Amsterdam (y Venecia) llenos de agua repugnante y apestosa.

La conquista no hizo ricos a sus conquistadores, muchos murieron en la enfermedad y en la miseria. No los hizo más saludables ni felices. No disolvió sus traumas. Le dió dinero a unos cuantos hombres blancos cuyos herederos ahí siguen, con dinero pero igual de traumados y apocados que sus ancestros, con más privilegios de dominación y causando los mismos traumas de antaño.

En conclusión, decolonízate, no te creas los cuentos de la superioridad sel ser humano, blanco, hombre, cis, heterosexual, de casta superior, de primer mundo y de cuerpo capaz. Todos esos determinantes de privilegio simplemente indican una mayor cantidad de trauma no resuelto y una menor capacidad de resolverlo; lo que implica una grave compulsión de infectar a otros con dicho trauma.

Si planeas rebatirme con “hechos”, evítalo. No me interesa hablar con tus reacciones traumáticas. Mejor tómate tiempo para digerir que toda tu vida está basada en mentiras y que has internalizado el proceso de colonización a tal punto que respingas cuando se te confronta.

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